Dentro de las invenciones que nos encontramos a diario en el mundo actual, ningún dispositivo de IoT es tan llamativo como el «smart dust» o «polvo inteligente». Es una prueba fehaciente de que la miniaturización de IoT alcanza el ámbito más puntero de la nanotecnología.
Qué es smart dust
El polvo inteligente o smart dust en inglés son pequeños dispositivos microelectromecánicos que pueden detectar de todo, desde la luz hasta las vibraciones. Son conectados en red inalámbrica.
Consisten en cientos de miles de motas de polvo. Cada una contiene la capacidad de detectar y controlas las condiciones ambientales y comunicarlo a otros dispositivos.
Se distribuyen en un área concreto para realizar distintas tareas, generalmente de detección.
Smart Dust consiste en sensores nanotecnológicos que se pueden implementar en millones o miles de millones de unidades, con una gran cantidad de aplicaciones.
Posibilidades de smart dust
Las posibilidades que ofrece este desarrollo en cualquier ámbito es enorme. Puede abarcar desde la gestión del clima global y la supervisión inteligente de una ciudad, hasta el mapeo de una zona de guerra y como herramienta de medicina interna.
Beneficios de smart dust
Los beneficios de nanotecnología y esta tecnología en concreto es muy grande. Permite, entre otras cosas:
- automatizar muchas tareas,
- proporcionar diferentes datos muy precisos,
- detectar corrosión en elementos físicos antes de que lleguen a su corrosión,
- utilizar menos energía que en redes convencionales,
- rastrear movimientos,
- etc.
Dilemas de privacidad
Una de las principales desventajas de polvo inteligente es la privacidad. Al ser las partículas diminutas que pueden usarse en cualquier ámbito, dificultan su detección. Lo cual deriva a la inseguridad en su uso y posible espionaje.
También surgen bastantes dudas sobre el hecho de quién tendrá acceso y a qué información. Por lo tanto, como siempre, estamos delante de un problema ético que dará mucho que hablar en los próximos años.