El reconocimiento facial es una de las revoluciones tecnológicas de la última década. Está presente en nuestro día a día pretende estarlo aún más. Pese a que hemos aceptado el reconocimiento facial con cierta normalidad, las implicaciones de esta tecnología son, como poco, inquietantes.
Cómo funciona el reconocimiento facial
Todos los sistemas de reconocimiento facial capturan una imagen bidimensional o tridimensional de la cara de una persona, y luego comparan la información clave de esa imagen con una base de datos de imágenes conocidas.
Dónde se utiliza
El reconocimiento facial utiliza principalmente puntos de referencia como la nariz, la boca y los ojos para identificar un rostro, y mide tanto el ancho y la forma de los rasgos, como la distancia que hay entre ellos en la cara.
Cómo funciona
Está basado en biometría facial. Permite determinar la identidad de una persona analizando su rostro. A diferencia de otras biometrías tipo iris o huella dactilar esta tecnología no es intrusiva y no necesita de colaboración por parte del usuario. Sólo es necesario que su rostro sea adquirido por una cámara web.
Qué implica para nuestra privacidad
Si nos toman una fotografía en cualquier lugar y cruzan ese dato con los existentes en Internet utilizando tecnologías de reconocimiento facial, es fácil encontrar a la mayoría de personas del mundo. Incluyendo el acceso, en ocasiones, a información privada.
El objetivo podría ser variado: desde intentar evitar delitos hasta conocer los gustos de los usuarios. Sin embargo, nadie ha dicho el límite exacto en el que las investigaciones deberían parar.
La tecnología de este tipo es cada vez más efectiva, y los investigadores la están perfeccionando continuamente. Eso sí, será necesario poner en marcha límites con el fin de evitar que los datos guardados caigan en malas manos o se lleven a cabo malas prácticas.