Muchas inspecciones de la AEPD se inician por denuncia de empleados (o ex empleados) resentidos o vengativos, que denuncian a sus empresas con la intención de perjudicarlas.
Criterio de la Agencia
Un miembro destacado de la Agencia reconocía entre bastidores en unas jornadas sobre protección de datos que ellos son perfectamente conscientes de que detrás de gran cantidad de denuncias hay únicamente ánimo de hacer daño, pero no que pueden hacer nada frente a eso. «Nuestra forma de actuar en esos casos es la misma que ante cualquier otro: si al analizar la denuncia hay evidencias de infracción, el caso va para adelante, y si no lo hay, se archiva», afirmó.
Dificultad de cumplir la Ley
El asunto podría ser igual que ante otro tipo de infracciones, pero en el caso de protección de datos es más peliagudo; una empresa que cumple con la ley y que actúa de buena fe, en otras áreas (laboral, fiscal, etc.) puede tener tranquilidad de que ninguna denuncia va a mover a la inspección porque no va a encontrar nada sancionable de forma grave. Pero con la Ley de protección de datos no es así. Por mucho que una empresa crea que está haciendo las cosas bien, es muy fácil que tenga frentes sin cubrir y que cualquier miembro de su organización los conozca.
Chantaje a las empresas
Hasta tal punto se ha convertido una posible denuncia ante la AEPD en un arma arrojadiza que en estos tiempos de conflictividad laboral los trabajadores más desaprensivos han dado vuelta de tuerca al asunto: el chantaje. «O me aumentas la indemnización por despido o voy a la AEPD a denunciar esto que aquí se hace mal»…; amenazas de este tenor empiezan a ser el pan nuestro de cada día en las empresas.
Pidan presupuesto sin compromiso de implantación de la normativa vigente