Es posible que no sepas la diferencia del delito de injurias de las calumnias. Sin embargo, la jurisprudencia española es clara al respecto.
El delito de injurias
El delito de injurias es aquel que se produce cuando una persona realiza afirmaciones con el objetivo de lesionar la dignidad de otra. Puede atentar contra su imagen, fama o estimación.
Diferencias entre injurias y calumnias
Si bien es cierto que el delito de injurias y calumnias comparten ciertas disposiciones generales tratadas en los artículos 211 al 216 del Código Penal, son dos delitos de distinta naturaleza.
De esta manera, la definición del delito de injurias se recoge en el artículo 208 del Código Penal, mientras que el delito de calumnias queda reflejado en el artículo 205 de la misma ley.
La principal diferencia consiste en que en el caso de la injuria se trata de declaraciones o afirmaciones que puedan lesionar la dignidad, imagen o estimación de un individuo. Sin embargo, en el delito de calumnias se trata de la imputación a otra persona de un hecho delictivo, sabiendo que es falso. Se podría afirmar que la injuria tiene como objetivo ofender a una persona, mientras que la calumnia busca causarle un perjuicio de carácter penal.
Denunciar un delito de injurias
El Ministerio Fiscal o el Juzgado no van a actuar de oficio ante este tipo de delitos. La injuria se considera un delito privado, por lo cual el propio interesado será quien interponga una querella. Solamente se podrá actuar de oficio cuando la injuria esté dirigida a un funcionario o autoridad pública, con relación a los hechos referentes a sus cargos.
Cómo demostrar la injuria
Una de las maneras de probar una injuria es tener los testigos de las declaraciones vertidas. De la misma manera, también se consideran pruebas:
- los documentos,
- correos electrónicos,
- publicaciones,
- archivos audiovisuales
- etc.
La injuria como límite al derecho a la libre expresión
La Constitución Española establece la libertad de expresión. Es uno de los derechos fundamentales de los ciudadanos. Sin embargo, el ejercicio de la libertad de expresión tiene su límite que radica en el respeto a la dignidad, integridad, honor, o la propia imagen de otras personas.