Las etiquetas RFID están por todas partes, aunque nadie las conozca por su nombre. Son esas pequeñas pegatinas que se colocan en las prendas de ropa, calzado o cualquier otro artículo para prevenir hurtos en las tiendas, porque permiten identificar y localizar cada objeto.
¿Qué son?
Las etiquetas o tags RFID son unos pequeños dispositivos, parecidos a pegatinas adhesivas, que permiten almacenar, transmitir y recuperar datos alfanuméricos o gráficos mediante ondas de radiofrecuencia. En la etiqueta se han podido grabar previamente los datos del objeto al que está adherida y lleva incorporada una emisora que transmite información a una distancia y rapidez y con una calidad que dependen de las características técnicas de cada sistema, pero que puede llegar a varios kilómetros.
Ventajas de los sistemas RFID
- notoriedad informativa,
- atención al cliente personalizada,
- imagen de marca como empresa innovadora y avanzada,
- mejora de calidad del servicio,
- permite realizar campañas de marketing muy personalizadas,
- agilizar el acceso y personalizar la bienvenida de los asistentes en convenciones y otros actos,
- etc.
El uso es ya muy extendido y se prevé exponencial en los próximos años, lo que hace estar en alerta ante los riesgos que se avecinan para la privacidad y seguridad de los datos personales.
Riesgos para la privacidad de las etiquetas RFID
Las principales amenazas son las siguientes:
- Accesos no permitidos a etiquetas que contengan datos personales.
- Rastreo de las personas. Una persona puede ser observada y clasificada simplemente si lleva algún objeto en el que a su vez se haya adherido una etiqueta.
- Análisis de comportamientos individuales. Los datos que se extraen de las etiquetas sirven para definir perfiles de consumo a partir de las preferencias de los clientes.
Consejo
Si se está planteando implantar sistemas RFID en su empresa, considere la privacidad y la protección de los datos personales desde el principio como una pieza clave del sistema. Los fallos en privacidad podrían costar a su empresa fuertes multas, indemnizaciones a los afectados y problemas de imagen corporativa o reputación.
Pidan presupuesto sin compromiso de implantación de la normativa vigente