Todos queremos salir de la pandemia, todos queremos que esta situación se acabe lo antes posible. Todos queremos retomar, en la medida de lo posible, aquel mundo que teníamos antes del marzo de 2020. El pasaporte inmunitario podría ser la solución… ¿o no?
El concepto del pasaporte inmunitario
Así llamado, el pasaporte inmunitario no es un concepto nuevo. De hecho, desde el inicio de la pandemia se han barajado varios planteamientos similares en forma de carnets, visados o documentos que otorgaban determinadas ventajas sociales, económicas o jurídicas.
Lo que opina la OMS
La O.M.S. apoya los estudios serológicos en curso, al ser muy importantes para comprender el alcance y los riesgos asociados con la infección. Sin embargo, en este momento no hay evidencia suficiente acerca de la efectividad de la respuesta humoral en garantizar la precisión de un “pasaporte inmunitario” o de un “certificado de persona libre de riesgo”.
Asumir que un test positivo garantiza inmunidad puede conducir a ignorar las recomendaciones de Salud Pública y a aumentar el riesgo de transmisión del virus. Pueden leer el resumen de la OMS en el siguiente enlace.
La ética y pasaporte inmunitario
Hasta que no se pueda vacunar de forma generalizada a toda la población y no se establezcan test de anticuerpos o de PCR y antígenos gratuitos de acceso generalizado, establecer esta medida podría ser discriminatorio.
Todo esto si asumimos además que las mutaciones del coronavirus o una infección previa no reduzcan la protección de las vacunas. Por tanto, un pasaporte inmunitario, aun dando positivo en un test de anticuerpos y aun siendo sólo informativo, puede ser problemático, dando una falsa seguridad que podría poner en riesgo tanto a su portador como a su entorno.
Resumen
Parece ser que el pasaporte inmunitario no es más que un salvoconducto para que algunos. Para que aquellos que han sido vacunados, puedan ejercer libertades diferentes a la de aquellos que no lo han sido. Ante este concepto parece claro que es un mecanismo de origen político para recuperar la economía o para incentivar el turismo, pero en ningún caso es una herramienta científica.