Los cheapfakes (llamados también shallowfakes) son manipulaciones sencillas y poco sofisticadas de vídeos o imágenes. Sirven para generar bulos o crear desinformación sobre una situación, persona o grupo de personas. Aunque estamos más acostumbrados a hablar de los deepfakes y sus riesgos, los cheapfakes están al alcance de cualquier usuario y pueden causar bastante daño en determinados contextos.
Cheepfakes, qué son
Un cheapfake es un vídeo o imagen manipulada utilizando técnicas básicas y poco sofisticadas de edición de vídeo o imagen. El fin es acelerar, ralentizar, cortar o recontextualizar un material existente para engañar o manipular.
Por lo tanto, un cheapfake puede ser un vídeo o una imagen estática. También puede ser unas declaraciones, manipulados y descontextualizados. El objetivo es generar una determinada reacción entre el público, normalmente, en contra de un personaje conocido. Por ejemplo, para crear alarma social o rechazo frente a determinados grupos.
Cómo funcionan
Así, las técnicas más comunes son las siguientes:
- Recorte y edición: Se eliminan partes o se reorganizan partes de un vídeo para cambiar el contexto original.
- Modificar la velocidad de reproducción de un video, cambiando así su percepción. Por ejemplo, al ralentizar un vídeo, se puede hacer creer que la persona que habla está borracha.
- Ajustar el audio, agregar o eliminar sonidos, o cambiar el tono de la voz para alterar el mensaje original.
- Añadir texto o imágenes sobre el contenido original para inducir al error o proporcionar información engañosa.
- Manipular fotografías mediante ajustes básicos para cambiar el contexto visual.
Diferencia de cheepfakes y deepfakes
Los deepfakes tienen mucha mayor calidad y realismo que los cheapfakes.
Así mismo, los cheapfakes suelen tener siempre una intención de propaganda, mientras que los deepfakes también se emplean con otros fines, como la suplantación de identidad para llevar a cabo fraudes o extorsiones.
En definitiva, los cheapfakes llevan más tiempo entre nosotros y en realidad ya han demostrado ser una herramienta útil para la propaganda política y la desinformación.